¿ Y DESPUÉS DEL AMOR... QUÉ ?

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¨A veces, una herida nos recuerda que estamos vivos¨.  Oliverio Girondo
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Pasé a retiro cuando se aquietaron
las aguas bravas que me desvelaban,
pluma y tintero supieron que estaban
quebrada y seco,  cuando se miraron. 

Las hojas blancas cayeron sin brillo
en otoñal capricho sobre el suelo,
Gustavo Adolfo no tenía consuelo
desde la tapa de un libro amarillo.

Secas las lágrimas de la poesía,
equilibrado el cincel del latido,
ya algunos versos no tenían sentido
y algunos otros se desvanecían.




Pido otra vez el fuego y la inquietud,
y la palabra en su antigua virtud.
























CANCIONCITA PERDIDA

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 es que apenas andaba,
como un nene chiquito...
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La mitad de la vida.
La mitad del camino.

No poder dar con vos.
No poder dar conmigo…



¿En qué espejo escondieron
nuestro amor, amor mío?

¿En qué esquina lo encuentro,
en qué atroz laberinto?


¿Tendrá sed, tendrá miedo,
tendrá paz, tendrá frío?

¿Cuál será de ahora en más
su precario destino?


¿Balbucear unos versos,
tiritar como un lirio?

¿Replegarse en la sombra,
naufragar en el río?



Yo le he dado ternura,
le ha sobrado cariño,

sin embargo no está,
permanece escondido,


y es que apenas andaba,
como un nene chiquito,

como un perro en la lluvia
esperando un auxilio.



Yo lo busco sin tregua,
vos sabés, no me rindo.

Y no llego, no llego,
y no llego a destino.


Alguien dijo que ha muerto
pero no lo he creído,

y no voy a creerlo,
(Dios será mi testigo)












no es amor que se muera
nuestro amor, amor mío…































La mitad de la vida.
La mitad del camino.

No poder dar con vos.
No poder dar conmigo…














POÉSIE

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Tengo el honor de rendir culto a la poesía,
en la que encontré una precaria,
pero tangible forma de felicidad.
En el Día Mundial de la Poesía,
dedico esta entrada a todos los que como yo,
la adoran.







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Roto el cristal que ayer me sostenía,
aprendí a caminar sobre despojos,
la arena no me impide abrir los ojos
y avanzo en la cornisa noche y día.


El cuerpo se acostumbra a los vaivenes,
el alma roza el suelo y hace callo,
se evitan las espinas en el tallo
y no te subís más a tantos trenes.


Las manos, con las teclas, no se enfrían.
La voz resiste más a los inviernos.
No existen los temores al Infierno.
Y el Cielo se parece a la Poesía.



Qué lástima… (a pesar de tanto orgullo)
mi corazón, que sigue siendo tuyo…











VESTIGIAL

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Nada ni nadie podrá
tumbar estas torres viejas,
aunque se cubran de polvo
y soledades sus letras...
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Si el transcurrir impiadoso
del tiempo me concediera
que todo lo que fue Amor
en desamor se convierta,


si la risa muta en llanto,
si la dicha torna en pena,
o nace un gris descampado
donde ayer fue buena tierra.


Si se volviera un diamante
el corazón que te espera.
Si se cubriera de acero
la piel que estaba sedienta.


Si prescindiera de besos
la boca que estuvo hambrienta
porque el mendrugo de pan
se le negó con firmeza.


Si la Moira, sin piedad,
hoy convirtiera en arena
la sal que antaño brotaba
en el mar de entrambas piernas.


Si se engendrara un puñal
de una caricia. Si muertas
fueran las palmas que buscan
una mano y no la encuentran.


Si el profano devenir
del tiempo me prescribiera
que un vuelo celeste y franco
termine en fugaz estrella.


Si un pájaro que fue herido,
con su alma de nubes negras,
regenerara en serpientes
mal nacidas y rastreras.


Si este raudal de ¨te quieros¨
se transformara sin vueltas
en el eco desolado
que sucede a las tormentas.


Si esta voz que cuenta sílabas
codificara sus letras.
Si el silencio le ganara
a los versos la contienda.


Si el Ejército del Odio
mi espíritu poseyera,
o el fantasma del Olvido
con sus alas polvorientas,


con su risa desdentada,
con su guitarra sin cuerdas,
con sus sábanas glaciales
y su olor a flores muertas


(porque el Azar lo decida
o si el Destino lo sella)
infectara cada pétalo
de margaritas deshechas.


Si el viento se encaprichara,
al golpear sobre las piedras,
en destrozar la esperanza
con el rigor de una flecha.


Si todo lo enumerado
esta noche sucediera…
aún quedaría esta página
envejecida y desierta


como testigo indudable,
como arquetípica prueba,
de que hubo un Amor capaz
de eternizar un poema.



Nada ni nadie podrá
tumbar estas torres viejas,
aunque se cubran de polvo
y soledades sus letras.


y menos aún lograr
que este inmenso Amor se muera,

porque lo que es celestial
no encuentra fin en la Tierra.












Aeternitas

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Como mueren los hombres y las rosas
cesará mi recuerdo en tu memoria,
sin desdén, sin condenas y sin gloria,
con el paso del tiempo y de las cosas.


Sin embargo, los vientos del verano
no serán ya los mismos que eran antes,
(hay pasiones que marcan los diamantes),
y eso irá con mi nombre de la mano.


No habrá idénticas siestas, no habrá igual
tentación de manzanas a lo lejos,
y mi sombra, escondida en los espejos,
hará en vos una química eternal.


Hay amores que perviven en esencia,
más allá de su destino y su existencia.



















LIBERTÉ

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¨Los mejores sueños de libertad
se sueñan en las cárceles.¨

Bertolt Brecht
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El ave en cautiverio desconoce
que el mar se vuelve rojo por la tarde,
que al viento no hay San Juan que lo acobarde
y nunca habrá una lluvia que la roce.


Le fue vedado el miedo y su misterio,
el mal del cazador no la amenaza,
el mundo es jaula, rejas, techo, casa…
y grises son los muros de su imperio.


Le da seguridad tanta quietud,
el agua y la comida no le faltan,
alarmas y arrebatos no la asaltan
y lleva la certeza por virtud.


En sueños solamente toca el cielo
con un divino, azul y eterno vuelo.









EL EXTRAÑO CASO DEL MUERTO SONRIENTE

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I

Lucen funesto crespón
los portales de las casas,
y los arcos en la Plaza
de la Fuente del León...



¿Cómo fue que sucedió
que arañando los cincuenta
y de forma tan violenta
Don Luis Otero murió?



La pregunta se la hacían
oteando el cuerpo y en ronda:
sus compañeros de fonda,
el vicario, las vecinas,

el dueño del lupanar,
Sor Dita y el intendente,
Antonio (el ciego indigente)
y Helena Torres del Mar.

El Jefe de Policía
llegó hasta el lugar del óbito
con un ataque de vómitos
por el cuadro que veía,

alegó que lo afectaban
los cadáveres recientes,
y aún así, ordenó a la gente
que la zona despejara.

El Doctor en Medicina
argumentó la razón
de un fallo en el corazón
por un shock de adrenalina,

se le paró en el momento
por la causa señalada,
siendo letal la estocada
y sin causar sufrimiento.

La viuda, desencajada,
entre lágrima y gemido
observando a su marido
en pose desvergonzada,

reptando, se abría paso
de la mano de su nuera,
pensando: ¨-Si reviviera,
le pegaría un palazo¨




 

¿Cómo fue que sucedió
que arañando los cincuenta
y de forma tan violenta
Don Luis Otero murió?

El rostro en plena fruición,
mostrando un gozo sincero,
los dos ojos como huevos
y en el suelo el pantalón...



II

Helena amaba la fuente
de la plaza. En madrugada
de su cuarto se escapaba
para hundirse en las ardientes

aguas dulces del estanque,
vestida con una bata
y humedecida de nácar
bajo la luna radiante.

No se quitaba la ropa
porque en la seda mojada
más placer ella encontraba
que rozando piel con gotas.

Y tras dos horas de nado
regresaba la sirena
sin que nadie lo advirtiera,
a la gracia o al pecado,

(según tocara esa noche)
si algún mortal aguardaba
a la nereida empapada,
en su cama de derroches.

Yo no sé (sólo repito…)
que el agua mejor conduce
la energía y se produce
más pronto el cortocircuito.



III

El lazarillo de Antonio,
(su más leal compañía)
hacia meses que sufría
crisis de nervios e insomnio.

Los años habían pasado
y al no hallar ninguna cura
a sus raptos de locura,
ya habíanse resignado

perro y dueño a soportar
que cada noche de estío
el can perdiera el buen tino
y no parara de aullar.

Helena dio al lazarillo
su ropaje y lo calló,
el perro se lo tragó
relamiéndose el colmillo.

Después se quedó mirando
a la pléyade incendiaria,
lengua afuera, mente en Babia,
y la rabia apaciguando...

Antonio se lo perdió,
el que no ve, nada siente
y de nada se arrepiente
porque nunca nada vio;

y menos vio a aquel varón,
que en inocente desliz,
salió para echarse un pis
en la Fuente del León.

Y así fue como palmó
el pobre Don Luis Otero,
con los ojos como huevos
y en el suelo el pantalón.


 
IV

El pueblo entero quedó
a la mañana siguiente
preguntando tristemente
qué fue lo que aconteció…

¿Cómo fue que sucedió
que arañando los cincuenta
y de forma tan violenta
Don Luis Otero murió?

Y a pesar de los deslices-
pensó el can- de cualquier modo-
que morir, morimos todos,
pero no siempre felices,

como aquél que anoche él vio
mostrando un gozo sincero,
con los ojos como huevos
y en el suelo el pantalón…








 



Lucen funesto crespón
los portales de las casas
y los arcos en la Plaza
de la Fuente del León...



























LA FUENTE DE LOS DESEOS

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Encontrar esa paz tan perseguida.
Ver el mar prodigioso nuevamente.
Ser luz y nunca sombra de mi gente.
Curar de a poco el tajo de la herida.


Palabras como perlas enhebrar
de modo que prosperen en poesía.
Dar sólo remaduras de alegría.
Vencer la encrucijada y avanzar.


No andar pifiando el paso tan seguido.
Hacer la guerra franca a la inquietud.
Recuperar la fe como virtud.
Usar como blasón lo padecido.



Burlar al desaliento hasta la muerte.
Ser fuerte como el sol. Volver a verte.


























MILONGA DE LOS PORFIADOS

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Mi sombra me anda prepeando,
y es una mina muy zaina.
Yo le avanzo medio metro
y ella se estira tres cuadras.


La oscuridá sin fronteras
del par de sus negras alas
me envuelve como el invierno
con su más fría amenaza.


Ella sabe que me tiene
entre las cuerdas el alma
y el corazón desangrado,
pidiendolé la toalla.


No hay San Benito ni Dios
que logre desanimarla,
ni discurso ante el espejo,
ni mar entero de lágrimas,


ni litros de té de tilo,
ni infinitas caminatas,
ni multitud de poesía,
ni sermonera descarga.


Le planto lucha, les juro,
la enfrento cada mañana,
pero me enrosca y me enrosca
y hasta doblarme no para.


Herida de un mal de amor
y de horizontes vaciada,
soy un juego para ella,
prima infeliz de la Parca.


Hay días que le hago frente,
pareciera que se tranca,
pero es batalla perdida
la que parece ganada.




Aunque... yo no me andaría
en su lugar, tan confiada,
los muertos que ella mató
todavía dan boqueadas.



No sabe con quién se mete…
Yo, que nací pa´ porfiada,
pienso darle hasta la muerte
pelea, y al fin, ganarla;

  
no parar, no perdonarle
ni media bravuconada,
y hacer crecer un trigal
donde ella sembró cizaña...


 


























Mi sombra me anda prepeando,
y es una mina muy zaina…




















ESCRIBIR

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Escribir es sangrar
dar un grito en silencio

prescindir de las bocas
y morir en un beso

dar sin manos ni brazos
un abrazo de fuego

y rozar otra piel
sin la piel ni los dedos



escribir es paliar
el dolor con los versos

es andar por la vida
sin murallas ni cercos

y también es rugir
en sonado secreto

despojarse del odio
escupir el veneno

descargar el enojo
moderar el exceso

y romper un cristal
a millones de metros



escribir es morder
el buril del infierno

o tocar por un tris
un pedazo de cielo

escribir es mostrar
de la vida un espejo

con un mar de palabras
atestado de sueños




escribir es amar
sin pudores sin miedo

y firmar con la sangre
y luchar con el Tiempo

la batalla perdida
de salvar los recuerdos















¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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