Ab imo pectore

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No me olvides, mi amor.
No me borres del mapa.
No condenes a archivo
mi tropel de palabras.


Y no quemes mis libros
en hogueras de escarcha,
no los cubras de mármol
bajo pérgolas blancas.  


No me arranques de cuajo,
que soy flor desgajada,
margarita sin pétalos,
 rosa oscura y quebrada.


Una estrella perdida
con la luz apagada,
una ola que fue
energía y ya es nada.


Asigname un rincón
apartado en tu cama,
una brizna de sombra,
un atisbo de lágrima.


Resguardame en silencio
bajo el sol de tus alas
de plumón tibiecito
y serena nostalgia.


No me rindas honores
ni me beses las plantas,
simplemente, pensame,
en las siestas más cálidas,


o en las noches de frío
en tu enredo de sábanas,
si el insomnio te acosa
en las horas profanas.


No me olvides, mi amor.
Que mi nombre se esparza
como tibia ceniza
en el mar de tus páginas. 






Te lo pido  -creeme-
con un tris de esperanza,
 una mano en el pecho,
y una espina en el alma.







¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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