CRÓNICA DE AMANTES






Siempre empezó a llover en la mitad de la película,
siempre olvidé el paraguas antes de ir a buscarte...
(Julio Cortázar) 


















Por fin te tenía enfrente.
Lo hice. Fue por venganza
aquella primera vez 
y todo quedó en la nada. 



La segunda vez, supongo
que fue por placer, yo estaba
de besos hambrienta, a vos 
los besos te desbordaban.



El Tiempo se estremecía
sobre nos, como una Espada
de Damocles lujuriosa, 
que hería, mas no mataba.



La tercera vez fue en vano,
y no tuvo quid la cuarta.
De la quinta, no recuerdo
siquiera cuál fue la causa.



La sexta nos encontró
sin saber bien por qué estaba, 
y la séptima – te juro - 
que nadie se la esperaba.



Sin jugarnos la cabeza
supimos que habría una octava
en el preciso momento
en que el sol nos dio la espalda. 










Hoy no sé si fue placer, 
amor, ilusión, venganza,
o todo eso mezclado
entre los cuerpos y el alma, 


porque en la piel me dejaste,
otrora, invisibles marcas,  
que no me alcanzan estrellas
para contabilizarlas… 
















¿ un pasaje al Paraíso ? 

¿ un vuelo entre nubes blancas ?

¿ un turno en el mismo Infierno ?

¿  o tocar el Cielo, 

y basta… ?















¿ Y Eva ? - Nos vio de costado 
con un revés de nostalgia. 


¡ Bendito sea el pecado !
que me llevó hasta tu casa.







































EXTRA MUROS




No es el asalto a tu puerta cerrada
ni es el disparo de plata en tu pecho...
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No es la violencia en las olas del mar
la que va haciendo más lisa la roca,
no es el embate feroz quien provoca
que lo escarpado se empiece a limar.




No es el puñal en la carne ofrecida
el que tatúa la huella en el alma
sino la suave caricia en la calma
que le sucede al volcán y a la herida. 




No es el asalto a tu puerta cerrada
ni es el disparo de plata en tu pecho, 
no es el abuso del nulo derecho 
a conquistar tu aldea amurallada.





Es la constancia, sublime atributo,
de acariciar la insondable aspereza
con manos de agua y perfil de entereza,
día tras día, minuto a minuto; 






y este tranquilo y silencioso esfuerzo
que, como lluvia lánguida y serena, 
se va metiendo lento por tus venas
con este verso, amor, (con este verso… ). 










Y si quisieras olvidarme,  huyendo, 
no sigas leyendo, no sigas leyendo… 



























 inagotable y silencioso esfuerzo


en estos versos,  amor, 




(en estos versos... )














PECADO DE EXCESO








Tengo la espada rota entre las piernas
donde tus manos calientes y eternas
firmaron con tu nombre y apellido...






















¿A qué volver al rotundo fracaso
de pergeñar la vana trascendencia
con la palabra ? Prístina inocencia
que arde en la pira y vuelve sobre el paso. 





¿A qué volver al filo de obsidiana
a corazón abierto por un dios
que cada vez me aleja más de vos
y sin Tal Vez me confisca el Mañana?






¿ A qué volver al risco de tu brasa
para intentar justificar el hielo, 
la indiferencia por llegar al Cielo
y la porfía por buscar tu casa? 





¿A qué volver a los papeles viejos, 
a tanto libro vacuo y anodino, 
donde jamás el agua se hizo vino
y ni siquiera hay marca en los espejos?





¿A qué volver a la tarde primera
en que las piedras se volvieron peces
y fui en tus brazos lava, tantas veces, 
como en los mismos sueños lo previera ?





¿ A qué volver a tu antigua poesía 
casi engendrada por pagar el precio 
de ser amado por este amor necio,
virgen de odios, ciego de utopía ?





¿A qué volver a tu Villa Inasible
con el Centauro de los pensamientos, 
a qué volver al Palacio del Viento 
para intentar romper el invencible





muro de hielo que erigió tu Olvido?

Tengo la espada rota entre las piernas
donde tus manos calientes y eternas
firmaron con tu nombre y apellido. 









¿A qué volver a un Macondo deshecho 
por el infiel decurso de las horas, 
donde la Zorra mató a la Señora 
y se metió en tu cueva sin derecho ?














¿A qué volver a tu mar, a tu fragua?




¿ Por qué seguir escribiendo en el agua... ?































 ¿  por qué ...  ?  

























 ¿  para qué ...  ?  

















MEMORIAS DE UN BUFÓN








Y en esa estoica pose, sus teoremas, 
le van limando de a poco las yemas.























Se deshilvana el bufón y se cansa 
del trajecito lleno de colores,
de sonreír, de andar tirando flores
y levantar banderas de esperanza.



De encadenar clichés en los poemas
y de escribir ¨jajas¨ en los renglones
cuyos hilitos penden de ilusiones
que al nimio soplo de la luz, se queman.






Es que al bufón, le sacan la estructura,
y es un terrón de azúcar en el agua
o un desgarrón de metal en la fragua
buscando molde sin forma segura.




Porque el bribón, de tanto que ha llorado, 
desarrolló una armadura de risas
para ocultar el manto de cenizas
que un fuego a pecho abierto le ha dejado.




Se le han perdido el compás y las claves
y los colores van palideciendo
como si un Hado estuviera advirtiendo
que no abrirá las puertas sin las llaves.






Y en esa estoica pose, sus teoremas, 
su vana/gloria de humo en el teclado,
su pertinaz fervor por el Pasado,
le van limando de a poco las yemas.



Ya no hay pregón que salve sus esfuerzos
ni la mentira roja en su sonrisa, 
si la Verdad, en íntima requisa,
le va minando sin pausa los versos.














Y sin embargo, ¿qué sería de él
si abandonara - sin más - su papel…?

































¿ Qué sería de él ?















¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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