VERSOS DE OCHO

Imagen: Sara Baras
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I

Aquí yace soterrado
bajo idílicos verdores
y las más hermosas flores, 
un amor divinizado.

El madero improvisado
da señal de sepultura
y destaca en la llanura
su montículo luctuoso, 
como un altar silencioso
erigido con mesura.




II

Han escrito con cuidado
las dos fechas sin los nombres,
porque es cosa de los hombres
proteger lo que han amado,

ocultar lo que han errado
y enterrar porque se ha muerto
el retal de un desacierto
(bajo el signo de la cruz
y al amparo de la luz)
para cerrar el entuerto.




III

El amor que es de esta laya
cobra vida de repente,
permitiendo a quien lo siente
ser feliz desde que estalla,

pero un mal día, se calla, 
y a un tiempo: resigna y cesa,
como un sueño que ni empieza
y abortado por Natura,
no encuentra ni paz ni cura
en otro lar que una huesa.




IV

Lo bueno de estos amores
es que se suelen morir
mucho antes de sufrir
rutinas, penas, dolores.

Entonces, los sinsabores
no alcanzan a propagarse,
y sólo la miel se esparce
como recuerdo en las bocas,
dejando sobre las rocas
la amarga hiel enquistarse.




V

La esencia de lo perfecto
no engarza con lo terreno,
sin embargo, todo es pleno
edénico y sin defecto

mientras nos dura su efecto;
hasta que expira agotada,
y a la muerte inesperada
va la suerte del envés: 
matando a dos de una vez
de una sola puñalada.




VI

Si alguna vez, peregrino,
en tu camino toparas
con esa piedra y dejaras, 
con un gesto cervantino, 

una rosa; a mi destino
habrás rendido el honor,
porque allí duerme un amor, 
prodigioso, bien nacido, 
que retoñar no ha podido
/ ya ni sé / por qué factor.
 




VII

Sospecho que supo bien
y antes que yo, que seguir
equivaldría a existir
malherido en el arcén.

Entonces, tomó ese tren
al que suben los valientes
y apretando bien los dientes,
me dijo Adiós, con dulzura,
con idéntica ternura
conque el sol muere en las fuentes,
 















para evitar desvirtuarse
o que la noche lo hiera,
no encontrando otra manera
que morir para salvarse.













8 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

No soy robot. Y creo que los robots de Asimov se emocionarían ante tus versos.
No me arrepiento de lo que escribiré, para dejar mis impresiones.
Que son grandes versos, bien rimados y con emoción.
Sin duda, que sos una poetisa. Y una musa.
Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Dejaré un rosa emocionada y un ramo de lágrimas.

Besos.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Sil, tu poema me hace reflexionar sobre tantos amores que quedan en el camino...A veces hay que hacer un gran esfuerzo por entender y comprender. Tu lo realizas de forma admirable. Sobrevuelas la realidad y lo disculpas, dándole el sobrenombre de "valiente". Todo un gesto de empatía y generosidad, que te acerca al amor incondicional, amiga.
Mi felicitación y mi abrazo de luz, poeta.
M.Jesús

Juncal dijo...


De chiquitina hice tantos montículos, clavé tantos maderos, usé tanta mesura bajo idílicos verdores que mi afán funerario me sigue dictando no enterrar aquello que no está muerto.
Entre una salvación platónica y el tormento por hereje, sólo media una lápida, SIL.

Un beso

Marian Jaen dijo...

Dejo un beso y un aplauso emocionado.
Besos

Marinel dijo...

cada suspiro que se deja en los entuertos de caminos, en los vericuetos malformados, en los rincones ajados, son rosas proclives a deshojarse pero que dejan reguero de aroma por lo vivido...
No hay vida sin sucesos aromáticos, para bien y para mal.
Y la muerte...la muerte déjala estar que vendrá, vay si vendrá. Es una rosa inholora dispuesta siempre a decorar nuestro jarrón.
Besos.

Luján Fraix dijo...

Gracias por seguirme en otro de mis blogs querida Silvina, talentosa amiga.
Voy a llevar este enlace para mi blog Árbol de Diana. Besos

María Socorro Luis dijo...


Versos de ocho, versos de romance.

Tú siempre magistra, Sil, siempre

¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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