A la arena inconstante nadie intente
prolongar su caricia aunque lo quiera,
o tratar de frenarla en su carrera
progresiva, indómita y silente.
Si una palma cismática es el puente
para hacer que se escurra tan ligera,
nadie apueste a la errática quimera
de cambiar su atributo de insurgente.
¿ Cuántas veces tratamos en la vida
de pararnos para torcer el viento ?
¿ Cuántas noches negamos el momento
de tener que enfrentar la despedida ?
¿ Qué temor, qué misterio, de qué suerte
estarán revestidos los instantes
que precedan la última y triunfante
majestad implacable de la muerte ?
Un minuto que pasa es un diamante
que en el mar se diluye lentamente,
que vivir es morirse dignamente
caminando con fuerza hacia adelante.
que en el mar se diluye lentamente,
que vivir es morirse dignamente
caminando con fuerza hacia adelante.
¿ Habrá letras, poesía, albedrío,
en el otro paraje, en la otra estancia ?
¿ Seguirán existiendo las distancias ?
¿ Estarás esperándome, amor mío… ?
en el otro paraje, en la otra estancia ?
¿ Seguirán existiendo las distancias ?
¿ Estarás esperándome, amor mío… ?
¿ Habrá letras, poesía, albedrío ?
¿ Estarás esperándome, amor mío… ?
¿ Estarás esperándome, amor mío… ?