NO ME QUEDA OTRA...











Me pasé de vueltas, de raya, de historia
y también de rosca, de calle, de viva.
Como el coronel, no tengo quien me escriba,
y en algún derrape perdí la memoria.



Se me están riendo en la cara Las Horas
y en cualquier momento ganan la partida
de este laberinto donde, convencida,
Ariadna me mira de afuera y me ignora.



En fin, ni Teseo, ni atisbo de Toro,
ni esperanza alguna de encontrar la puerta
y menos aún de dibujar la cierta
palabra que imite en algo al Hilo de Oro.







Diciembre
cayó ante mi puerta de bruces,
las olas borraron todas nuestras huellas
y pensé que eran un millón de estrellas
lo que apenas eran un millón de luces.


Enero se fue quemando a fuego lerdo
y en el diccionario de Bierce ya no hay forma
de encontrar alguna acepción cuya norma
logre definir al menos tu recuerdo.


Febrero murió de puro aburrimiento
en un calendario de pasiones mocho  
con frío en los pies del uno al veintiocho
y una cama floja de fuego y cimientos.



Y así llegó Marzo..., Ocho, sin un daño
ni perjuicio, pena, ni gloria, ni prez,
canté los cuarenta (los cuarenta y tres)
y ni te enteraste de mi cumpleaños.






Ante un panorama tan cruel… yo diría:
que no queda otra que escribir poesía…



























Y... no queda otra...





























¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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