UNA MUJER ENAMORADA












I

¡Qué lento transcurre el tiempo!
cuando mis faros no encuentran
señales de que vivís
o un rastro de que estás cerca.

Es una oruga cansada,
es un buzón sin respuesta,
es un tren bajo la lluvia
desparramando tristeza.




II

Y de pronto ¡ al ver tu luz ! 
asomarse entre la niebla,
las agujas se alborotan,
los relojes se contentan

y el sol se asoma por casa
y la bendice de fiesta,
devolviéndome los bríos
y compensando la espera.





III

¡Pero la fiesta es tan corta!
que termina cuando empieza,
sin importarle el envión
que yo tomé en la carrera.

¡Y me frenás tan de golpe!
que dejo marca en la tierra,
olor a caucho quemado
y lisas las cuatro ruedas.

Qué pena que dure poco
la rosa en el agua fresca, 
el arco iris del cielo
y el plato con las almendras.




IV

El caso es que mientras yo
firmo una lista de quejas,
voy rebotando en el techo
y hago surco en la vereda,

corto clavos, gasto dientes,
piso justo donde quema,
y voy llenando los baldes
con lágrimas y con penas; 

vos invertís la energía
rindiendo culto a la siesta
o picoteando en jardines
sin distinguir: flor de hiedra,

si es flaca, gorda, mediana, 
si es corvina o si es sirena, 
o gato, o liebre, o mojarra, 
o bagre o mosquita muerta.





V

Y en esa paz que te embarga,
tu piel no siente mis guerras,
no ven tus ojos mis nubes,
no adivinan mis tormentas,

no advierten mis ansiedades, 
no suponen mis rabietas;
¿ y de mis cables pelados ?
tus radares ni se enteran.



Recuerdo que me dijiste
con voz inflexible y cierta: 
que ¨nunca me acostumbrara¨
al solaz de tu presencia,

y que no era conveniente
ajustarse a una promesa,
por ¨si ocurriera algún día
que te alejaras sin vuelta…¨





VI

Así, que haciéndote caso
¡por tan noble sugerencia!
y en virtud de que a luz vista,
muchas opciones no deja,

procedo a notificarte
que a partir de este poema
voy a tratar (Dios me ayude)
de acostumbrarme a tu ausencia.
















Al menos, amado mío, 

hasta ese día en que vuelvas 
y me empaquetes de nuevo, 

con la mismas consecuencias...



















¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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