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Es la vida una instrucción a fuego lerdo, un extraño aprendizaje, un viaje corto, una inválida esperanza y un exhorto a valuar en oro puro los recuerdos... |
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Hoy he visto a mi padre, y en sus ojos
(que son réplicas exactas de los míos)
percibí la turbulencia de sus ríos
y la antigua oscuridad de sus antojos.
Presentí un vuelo de pájaros, vi el mar
tan de lejos, y angelitos invisibles
en azules paraísos imposibles
(imposibles de alcanzar, no de soñar…)
Hoy he visto a mi padre en el espejo,
o pensé que era mi padre -pero no…-
era un mágico facsímil, era yo,
duplicando con mis ojos el reflejo.
He sentido nuestra misma sangre ardiendo
con su polo negativo, y en mis piernas
la rendida combustión, la lava eterna
cada vena, cada poro recorriendo.
La sonrisa dibujada, la moneda
de ambas caras, y ese miedo por la muerte
prematura, la funesta singladura
o la suerte...
del vaivén entre las piedras y la seda.
En el rostro de los muertos puede hallarse
esa alquimia que nos cura las heridas
y también las coordenadas definidas
para andar entre la bruma y no extraviarse.
Es la vida una instrucción a fuego lerdo,
un extraño aprendizaje, un viaje corto,
una inválida esperanza y un exhorto
a valuar en oro puro los recuerdos,
una rosa desgajada, una elegía,
un disparo a quemarropa de poesía.
una rosa desgajada
una elegía
un disparo a quemarropa de poesía