Corazón con mil puñales
y mil heridas abiertas,
que dejarán de sangrar
a puro latido y fuerza;
todavía no pudiste
saber que la fibra extrema
no está en la sangre
bombeada
sino en el tajo que cierra.
Todo aquello que no mata
multiplica fortalezas,
se vuelve yelmo, coraza,
superación y potencia;
y en el filo del metal
que te ha herido en las
contiendas
la ventura te está dando
una invencible herramienta.
No reniegues del puñal
que de la vida a las
vueltas,
terminará siendo causa
de tu mayor fortaleza.
Nunca dudes del valor
de eso que en forma de
perla,
vos le llamás corazón
(del que quisiera ser
dueña).
Y si acaso otra lo fuere,
anoticiarla debieras
que hay una joya invaluable
entre su pecho y sus
piernas.
Asimismo, con palabras,
(que más que claro ella
entienda)
exigirle que la cuide
como a la más cara gema.
Yo, como Venus marchita,
sin brazos, rozo tu estela
con este engarce de versos
convertidos en poema,
para darte garantías
y sentar jurisprudencia,
que te espolee a querer
tan solo a la que te
quiera.
No debe rogar amor
el caballero que sepa
que vale todas las lágrimas
de las damas que lo
acechan.
No debe rogar amor,
sino darlo a manos llenas,
y recibirlo ¡tan solo
de aquella que lo merezca!
Y si un día te acorrala
una voraz nube negra,
no te olvides que es de
ahí,
de donde cae el agua
fresca;
esa que lava la sangre,
esa que te abre las
puertas,
la que te muestra el
camino,
la que te espanta la
niebla.
Y en esta instancia, me
animo
a firmarte una promesa
de adoración sin reparos,
cláusulas, vetos ni reglas,
pidiendo a cambio tan solo
que tu olvido no me hiera,
y que después, el Destino
con sus alas
nos envuelva…
nos envuelva…