COYUNTURA








Hasta aquí, los pasos del cobarde
con la huella pálida y borrosa; 
hasta aquí, lo frágil de la rosa 
inclinando el porte ante la tarde.




Hasta aquí el escrúpulo del ciego
recelando el ancho del camino; 
hasta hoy, lo vacuo y anodino 
de pedir disculpas sin sosiego.




Hasta esta hora de quebranto
la feroz instancia dilemática; 
hasta hoy, la báscula traumática
de medir el tiempo por espantos. 



Hasta aquí el espíritu del leso; 
hasta aquí, la anemia del que teme
y no quiere abrir aunque se queme
el torreón que lo ha tenido preso. 




Hasta este instante, la fatiga
de arrastrar la piedra hasta la cumbre; 
hasta este punto la quejumbre
de la voz del juez de la conciencia. 








Hasta hoy – no más – con la testuz 
hacia el suelo, para no ver la luz. 



















No más.

















PEDIDO EXPRESO








Karmelo C. Iribarren













Vaya a secar las lágrimas vertidas,
vaya a barrer las hojas por montones,
vaya a vaciar a fondo los cajones
de los paisajes rotos de su vida.




Vaya a guardar en cajas ordenadas
lo que por fin ha dado por perdido
y condenar al sueño del olvido
tanta reunión de causas devastadas.




Vaya a dejar abiertas las ventanas
para que el aire imponga su alegría
y el sol celebre así su epifanía
con un torrente aurífero de ganas.




Y entierre todos los amores viejos,
clausure todas las tristes memorias,
ponga un precinto negro a las historias
que se aburrió de proyectar su espejo. 





Y póngase a vivir. ¡ Que no se pierda !
su adoración por vésperos y lunas,
por los tableros moros, por la cuna
que sus dos manos templan con seis cuerdas.








Pero, le pido - que en todo ese rito -
no pase a archivos lo que yo le he escrito.























Le pido poco…













COMO EN EL TANGO

fue de anchas tristezas, no muy santas,
como el ángel caído, que de tantas... 










Nunca pude escribir desde la paz, 
a la sombra de un viejo paraíso, 
con el viento a favor, Dios no lo quiso, 
y yo no lo objeté ¡faltaba más…!



Fue de sangre la tinta, fue de bronca, 
fue de amargo y salobre río abajo, 
y de fiebre en la piel, profundo el tajo, 
censurados los gritos, la voz ronca.



Fue de pura emoción, como en el tango, 
y de anchas tristezas, no muy santas, 
como el ángel caído, que de tantas, 
se allanó a la nostalgia de su rango.




Justifican mis versos: este amor, 
el golpe que no di en la otra mejilla, 
el coraje de nadar hasta tu orilla
y el daño de tu ausencia, ese motor…












No he logrado escribir desde el sosiego.
Que el Infierno no me prive de su fuego.
 








NEVERNESS





 "Everness... Esa palabra que los diccionarios ignoran, fue acuñada en el siglo XVII por John Wilkins. Acuñó también su terrible reverso, ´neverness´, no usada o profanada hasta el día de hoy por ningún escritor... ¨ 

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El hijo que no tuvimos
la luna que no miramos
la casa que no erigimos
cuando unimos nuestro brazos




y en un cementerio viejo
inscripto en latín errado
a la historia que no urdimos
el más ceñido epitafio




y la lluvia que no oímos
la calle que no cruzamos
las estrellas que no vimos
en esa noche de mayo




y el ancho patio en tu casa
y la flor y el mate amargo
que no saboreamos juntos
estos últimos veranos








y tu voz en mis poemas
y mis nombres en tu canto
que en el quid de la memoria
se han perdido se han borrado




y la plegaria que nunca
hubiéramos pronunciado
por no dar a lo divino
el breve sentido humano




aparecen en los versos
que escribo esta noche en vano
para que lleguen jamás
a tus ojos a tus manos


















 por no dar a lo divino
el breve sentido humano 
















UNA CARTA PARA MI HERMANO







Todos morimos un poco, 
todos nacimos de nuevo, 
y rompimos el asfalto, 
porque era así, o rompernos
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Por la sangre que nos une,
ayer, junto con tus huesos,
se ha quebrado el odio antiguo
y ya es patrimonio de ellos,



de todos los que pintaron
la cruz escarlata y negro
sobre el arnés destruido
de nuestros heridos pechos.





Que se queden con sus juicios,
sus verdugos, sus prefectos,
y hagan arder en la hoguera
a otro culpable, a otros reos.



Que ya pagamos con creces,
que fue más que alto el precio,
que ya hay que soltar la piedra,
que ya hay que enfrentar al cierzo.





Ayer, en el mismo golpe,
al látigo de tus miembros,
se anularon los conjuros,
se aniquilaron los miedos,


cesaron los enemigos,
se murió el remordimiento,
se purgaron los pecados,
los tuyos, los míos; nuestros


deberes fueron cumplidos,
y todo el dolor interno
se trasladó a carne viva,
y a piel quemada con fuego.







Lo que se estaba incendiando
en el alma, bien adentro,
se estrelló contra el asfalto,
las manos rotas, los dedos



como cristales de roca,
como puñales de hierro,
dando vueltas en el aire
como las hojas del viento.




Ayer, de las siete vidas:
una enterraste en el suelo,
la destrozaste en el barro,
la subastaste en el cielo,



la mordiste con los dientes,
la escupiste con el cuerpo;
quizás – ni el Diablo lo sabe –
la destinaste al Infierno.




¿ Y de las seis que te quedan... ?
dilapidá los deseos,
esquivá los laberintos,
desentrañá los misterios,




y perdoná al que te mira
en el fondo del espejo,
como si fuera enunciado
el onceavo mandamiento.







Todos morimos un poco,
todos nacimos de nuevo,
y rompimos el asfalto,
porque era así, o rompernos.





Y de las propias cenizas
de la amargura y el miedo,
resucitamos la sangre:
ayer, junto con tus huesos.





















como si fuera enunciado
el onceavo mandamiento



















POEMAS






Vos los vas a encontrar cuando no quieras,
en busca de otra cosa, a la deriva,
una tarde futura de tu vida,
lejana, en un instante cualquiera.




Poblando los dormidos anaqueles
de tu casa. Ya mustios, ya olvidados,
militando en las hojas del Pasado,
cuando estés removiendo otros papeles.




Vas a verlos privados de su brillo,
dibujadas las letras, como códigos,
regresando – igual que hijos pródigos –
deslucido el papel, tan amarillo;




con las tapas ajadas, con el roto
y anodino discurso de quien hizo
mil poemas gritando que te quiso,
¿ y en el ángulo gris ? : la antigua foto.




Un espejo fugaz con nuestro ejemplo:
un temblor en el lago de la historia
con la breve inquietud de la memoria
y el recuerdo erigido como un templo.










Vos los vas a encontrar… y sólo así
obtendrá su blasón lo que escribí.


























Sólo así.












¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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