CUIDADO CON LA PERRA

















I

Cuidate del agua mansa.
De una flama que se extingue.
De una mujer que se rinde.
Y de un volcán que descansa.


Del enemigo que transa.
De la tropa que repliega.
De la que nunca se niega.
Y del mar que se remansa.


De una yegua con el freno.
De los panales vacíos.
De la quietud de los ríos.
Y de un discurso sereno.


Del alud que aún no se gesta.
Del huracán que se ha ido.
Del perro que está dormido.
Y de un ¨O.k...¨ por respuesta.




II


Cuidate de forma igual
de aquella que acepta todo
y no le encontrás el modo
de hacer que reaccione mal.


Cuidate de la dulzura
que encubre cierta poesía,
cuidate de la porfía,
cuidate de la ternura.


Cuidate de quien se aleja
callando y sin protestar,
de quien nunca va a objetar,
de la que viste de oveja.


La vida es un derrotero,
y es complicado saber
si un día no va a poner
al revés este tablero.


Cuidate, no vaya a ser
que por error de Cupido
te enamoraras perdido
de quien no querés querer…














¡Cuidate! 

del agua mansa.

De una flama que se extingue.

De una mujer que se rinde.

Y de un volcán que descansa.


 







Cuidate, en fin, de estas cosas,
que aunque de inocuas se vistan,
es posible que revistan
consecuencias peligrosas…



La Prudencia así lo exige,
durante, antes… después…
Cuidate, y si no querés,

no digas que no te dije.





























¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

Son lectores de esta página: