OBRAS (IN) COMPLETAS, libro de poemas

Nuevo libro de poemas:
OBRAS (IN) COMPLETAS
de Silvina Grimaldi Bonin
ARG, febrero de 2023


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UNA INVERSIÓN

 



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En las horas que me queden
pondré a la venta mis besos,
los mismos que no quisiste
(redundan los argumentos).
.
Conozco a quien pagaría
montañas de oro por ellos,
no voy decir los nombres
porque guardo los secretos.
.
Oro y diamantes, quizás,
perlas también acepto.
(El docto sabrá por qué
no cotizarán en pesos...).
.
Y con el lucro obtenido,
con todo ese dividendo,
y la renta acumulada
por tan airado comercio,
.
voy a comprar un palacio
majestuoso, grande, lejos,
con el oro bien habido
cubriendo pisos y techos,
.
que habitaré sin un otro,
sin más compañía y séquito
que la lluvia inmensurable
y los rugidos del viento,
.
para invertir todo el día
entre vigilias y sueños,
con sus noches infinitas
de insomnio y de pensamientos,
.
.
en no poder olvidarte
y en escribirte estos versos.
.
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<ENTRE VIGILIAS Y SUEÑOS>
.
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SIL.

ERAS VOS



.
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Anoche, en un resto muy humano,
(antes de convertirme en holograma)
guardé bajo los pliegues de mi cama
un sobre con tu nombre escrito a mano.
.
Adentro no hay poemas, no querían
paredes de papel que los cercaran
¡siempre me gritaron en la cara!
que aquello que se enjaula, no es poesía.
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En fin, para esta autora es buen final,
sin gloria pero sin números rojos,
haber dejado el molde de mis ojos
en una de mis hijas (sabés cuál).
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Si alguna vez la ves (lo quiera Dios)
decile que el del nombre en aquel sobre
eras vos.
.
.
ERAS VOS

DUELO

D U E L O


SI ALGUIEN PREGUNTA POR MÍ,

desparramen en el pueblo
que en augusta soledad,
transito un solemne duelo,
.
velando en mi propia casa
y en un precario silencio,
a ¨la que no quiero ser¨
y ¨fui hasta hoy.¨ He dispuesto
.
sobre la mesa del living
un baúl de desaciertos,
con negra funda de humo
y algunas flores sin pétalos.
.
En su interior ya descansan:
mis más olvidables versos
y las tapas de los libros
que se incendiaron por dentro.
.
Los fuegos artificiales
que probé en mi propio cielo,
y todas las pobres chispas
que en los ojos me cayeron.
.
Un viejo cofre oxidado
con cien gusanos adentro,
que tiene la tapa rota
con infinitos ¨Te Quiero¨.
.
Los tantos destinatarios
se marearon al leerlos,
y no lograron saber
si eran ficción o eran ciertos.
.
Yacen también las mentiras
que dije frente mi espejo
y las fábulas de amor
que no he creído (ni creo).
.
¡Nunca he visto un cofre igual
con espacio más inmenso,
donde pudieran caber
igual número de muertos!
.
(Me fui de tema, perdón,
a veces, tanto me extiendo,
que del quid de la cuestión
sin darme cuenta, me alejo).
.
Volviendo al velorio, sigo
informando a tal respecto,
que desconozco la fecha
exacta para el sepelio.
.
Se ruega no enviar flores
de ningún tipo, les tengo
alergia y el estornudo
me haría llorar ¡ no quiero !
.
Así que, me tomo el margen
que considere- de tiempo-
para velar ¨a quien fui¨,
por asistirme el derecho.
.
Y mientras tanto, Epitafio
acorde, voy escribiendo:
.
《EL QUE NO CAMBIA SE QUEDA
ATADO A SU PROPIO ENREDO,
PUDRIÉNDOSE LENTAMENTE,
IGUAL QUE AQUÉL QUE ESTÁ MUERTO.
.
Y DEBE TORCER EL RUMBO,
BORRAR LO ESCRITO, ¡SER VIENTO!
CON EL HONOR DE ASISTIR
SIN GLORIA, A SU PROPIO ENTIERRO.
.
AQUÍ YACE LA QUE FUI
Y NO QUISO SEGUIR SIENDO,
¡TENIÉNDOSE QUE MORIR!
PARA CONTINUAR VIVIENDO》
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.
Si alguien pregunta por mí
¡desparrámenlo en el pueblo!



S I L




ENÁLAGE

E N Á L A G E 


Tan creer, tan lo intenté, tan yo estaría.
Que por mucho que remé en puré de amianto,
no me dieron la medalla de los santos
ni el primer puesto de los yo sabía.
.
Fingí que no escuchaba el bocinazo
que me avisaba de la cercanía
de no hay más crédito para tus días
y los fijate dónde das el paso.
.
Joderse y aguantarse. Muy tenía
que sucederme para que aprendiera
que en el infierno de los yo quisiera
primero queman a los yo podía.
.
.
En fin, que a fuer de creo, trato, sí,
¡ni Quevedo le hablaría a Dios por mí!
.
.
.
S I L ↖️
.

CUARTETOS CATA(E)STRÓFICOS



I
No suelo estar del todo convencida
de que mentir tiene las patas cortas,
de que la soga, si abusás, se corta,
y de que el Tiempo cure las heridas.
.
Tampoco es cierto - pues lo he comprobado –
que edificar sobre la piedra augure
el bienestar ansiado y te asegure
que cierzo y mar no rompan el vallado.
.
Así es falaz – rubríquelo el Destino -
que con los años se borra la huella
de tantos daños que te hicieron mella
mientras estabas andando el camino.
.
Tampoco es cierto (pruebas he tenido)
que el Cielo paga el llanto derramado,
que Dios devuelve lo que te han quitado
y que trasciendas en lo que has parido.
.
Dudo en decir (en esto me he extendido)
que al corazón que ha sido atravesado
por el famoso aguijón infectado
de la maldita flecha de Cupido,
.
lo salve el lazo etéreo de la Suerte,
lo sane el brazo férreo del Olvido
o el oportuno gesto de un latido
antes del paso firme de la Muerte.
.
II
Tan sólo firmo al pie - como constancia -
de que si existe un AMOR con raíces
que más allá de ley o directrices,
se opone firme a presión y distancia,
.
no habrá puñal, ni código, ni fuero,
que desanime al río incontenible
que desbordó en el Mar de lo Imposible
una lejana tarde de Febrero.
.
Y que a la fecha no se disolvió,
aunque parezca que se está licuando,
porque se encuentra vivito y coleando
como aquel muerto que Corneille mató.
.
Como una extraña reserva de agua
que no declina en gracia ni lealtad,
y no hay cicuta de la realidad
que la envenene o la ponga en la fragua.
.
.
Y en fin, que así (a buen final abierto)
es mi agua dulce (que calma tu sed)
la que en las horas sin juicio y sin red,
sigue salvándote en este desierto.
.
.
.
.
S I L ↖️

LOS COSTOS DEL CORAJE







— Los que se animan se van en sangre.
El mar los choca. La luz los quema.
La sal los hiere. Tragan la flema
de los que escupen como un enjambre


de avispas locas con aguijones
envenenados. Los que se animan
cargan las piedras de los que miran. 
Y dan en pago sus corazones.


Los que se animan son incendiados
sobre la pira sin previo juicio
y flagelados por los prejuicios
de los que nunca fueron juzgados.


Los que se animan son la comida
de los leones que se mantienen
con carne herida. Rotas sus sienes: 
los que se animan generan vida.







— ¿ Y los que no…?

— Se mueren antes, lento y prolijo, 
sin darse cuenta, sobre sus hijos.













INFIERNO, CANTO IV











Modelamos el perfil de nuestros monstruos
Les ponemos sus nombres y adjetivos
Los vamos esculpiendo en nuestras mentes
y cuando están a punto los parimos




Se nos seca la sangre y la energía
hasta ver cuán gigantes los hicimos
comprobando por fin que no habrá forma
de resguardarnos de su poderío




 Los honramos /  Son Dioses Karmas Odios
Aficiones Rencores Espejismos
Convicciones Deseos Providencias
Vocaciones Certezas o Destino





Y justo cuando estamos adorándolos
bajo el peso de sus plantas nos morimos.










UNA MUJER ENAMORADA












I

¡Qué lento transcurre el tiempo!
cuando mis faros no encuentran
señales de que vivís
o un rastro de que estás cerca.

Es una oruga cansada,
es un buzón sin respuesta,
es un tren bajo la lluvia
desparramando tristeza.




II

Y de pronto ¡ al ver tu luz ! 
asomarse entre la niebla,
las agujas se alborotan,
los relojes se contentan

y el sol se asoma por casa
y la bendice de fiesta,
devolviéndome los bríos
y compensando la espera.





III

¡Pero la fiesta es tan corta!
que termina cuando empieza,
sin importarle el envión
que yo tomé en la carrera.

¡Y me frenás tan de golpe!
que dejo marca en la tierra,
olor a caucho quemado
y lisas las cuatro ruedas.

Qué pena que dure poco
la rosa en el agua fresca, 
el arco iris del cielo
y el plato con las almendras.




IV

El caso es que mientras yo
firmo una lista de quejas,
voy rebotando en el techo
y hago surco en la vereda,

corto clavos, gasto dientes,
piso justo donde quema,
y voy llenando los baldes
con lágrimas y con penas; 

vos invertís la energía
rindiendo culto a la siesta
o picoteando en jardines
sin distinguir: flor de hiedra,

si es flaca, gorda, mediana, 
si es corvina o si es sirena, 
o gato, o liebre, o mojarra, 
o bagre o mosquita muerta.





V

Y en esa paz que te embarga,
tu piel no siente mis guerras,
no ven tus ojos mis nubes,
no adivinan mis tormentas,

no advierten mis ansiedades, 
no suponen mis rabietas;
¿ y de mis cables pelados ?
tus radares ni se enteran.



Recuerdo que me dijiste
con voz inflexible y cierta: 
que ¨nunca me acostumbrara¨
al solaz de tu presencia,

y que no era conveniente
ajustarse a una promesa,
por ¨si ocurriera algún día
que te alejaras sin vuelta…¨





VI

Así, que haciéndote caso
¡por tan noble sugerencia!
y en virtud de que a luz vista,
muchas opciones no deja,

procedo a notificarte
que a partir de este poema
voy a tratar (Dios me ayude)
de acostumbrarme a tu ausencia.
















Al menos, amado mío, 

hasta ese día en que vuelvas 
y me empaquetes de nuevo, 

con la mismas consecuencias...



















¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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