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Yo volví de tu amor, de tu abrazo,
como aquél que al Edén deja atrás
por designio de Dios y sin más
que una duda trabándome el paso.
Yo dejé una manzana mordida
y un diablito mirándome triste,
sin saber si en verdad me quisiste
o fui apenas un cuento en tu vida.
Me quedé con la luz de los versos,
me olvidé los zapatos (un par… ),
Cenicienta se puede burlar
de mis tantos y vanos esfuerzos.
Pero ahora soy otra, lo sé.
Nadie vuelve de vos como fue.