UNA CARTA PARA MANUEL







¨ De purísima y oro, Manolete... ¨ 









Tenías razón en todo.



Mil años han pasado de aquel tiempo.


Sin embargo,
las olas del Atlántico no fueron
tan altas ni tan fuertes ni tan crueles.

Y aún así, tenías razón en todo.





No me salva el amor por mi Quevedo
ni la ciega lealtad por tu Huidobro.

Y de nada me sirven los romances.
Se quedaron sin vida. Sin sus besos
son pobres octosílabos vacíos.

Y, sabemos, que todo ya se ha escrito
sobre espejos, espadas, laberintos.






Tenías razón en todo.



Abjuro de mi antigua obcecación.

No debieron volar hacia el papel
tan jóvenes, poemas sin las alas.
Se fueron desgajando sin ser rosas,
dejaron en el barro los jirones.




Las espinas se cayeron -lo dijiste-
Él no volvió a buscarme. Yo acepté.




La piedra no será jamás diamante.
La perla que arrojé no volvió nunca.
Las huellas en el viento se borraron.







Me queda en estas horas de diciembre
el hilo cenital de un pensamiento:




Que Dios tenga piedad de mi recuerdo,

allá, donde tu mar se vuelve arena.












¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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