LIBRO AUXILIAR DE CAJA












Los que supe querer se han alejado
por distintos caminos de la vida,
en unos,  el amor cerró la herida
y en otros, desconozco qué ha pasado.


Amor… que ya no sos más que un remedo
de sol que tras los montes se discurre,
tu piel– soñada anoche- se me escurre
igual que arena fina entre los dedos.


Estoy haciendo pie en este apartado
rincón de un mundo herido por la ausencia,
y guardo una sutil reminiscencia
de versos que me miran de costado.


La rima me persigue con fruición,
y caro estoy pagando ese pecado,
nací en  lugar y siglo equivocado,
la cárcel en que vivo es mi invención.


La casa está poblada de vacíos
que no se han enterado de que falto,
y avanzan sin sufrir un sobresalto
por márgenes que nunca fueron míos.


En páginas de libros encumbrados
busqué el consuelo digno del vencido,
y el bálsamo del Tiempo que he perdido
en verdes pizarrones borroneados.


Dios sabe- si es que existe- que no alcanza.
Dios vio- si es que me mira- que luché
por no perder un mínimo de fe
y no ceder un metro de esperanza.


Me asiste en esta hora de balance
un saldo generoso y a favor
que tiene relación con el amor
sentido y no habrá número que alcance.


La sombra del Haber no la contemplo,
la luz que me irradiaste la destroza,
y dejo aquí mi verso color rosa,
sirviendo este poema como ejemplo.


Se yerguen las columnas y el criterio
es ir sorteandolás saliendo ileso.
A quien esté leyendo, lo confieso:
la cifra del final es un misterio.


Lo bueno, lo sublime, lo infinito,
el íntimo regalo que el azar
me ha dado, es que me puedas vislumbrar
en todas las palabras que te he escrito,



aún cuando no queden más que flores
de humo deshojadas y marchitas,
aún cuando no existan margaritas
dispuestas a jurar nuevos amores.


 









¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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