CHE, ESOPO TENÍA RAZÓN...



















I

Esta humilde servidora,
no sé si el lector sabía,
(perdón por la altanería)
fue siempre una ganadora.

Destacada triunfadora
en disputadas carreras
llegaba a todo primera
desparramando esplendor,
trepando al podio de honor
con la avidez de una fiera.

 

II

Cualquier rival se rendía
ante tal competidora,
imbatible aplanadora
de excepcional energía.

Quién se atrevía, perdía,
y sin dudar, replegaba,
¡ningún mortal me enfrentaba!
porque infundía temor
ese temple vencedor
que desprendía mi fama.

 


III

Pero un día, signos crueles
hicieron cambiar los vientos,
y sin tener argumentos
¡me dormí entre los laureles!

No le acertaba a los rieles
ante este nuevo adversario,
como si un hado sicario
trabara todo a la vez,
pisando mal y al revés
con un fracaso palmario.

 


IV

No sé si me habré... cebado,
y aunque mi paso apuraba,
ni un metro me le acercaba,
¡quelonio desvergonzado!

Displicente, relajado,
fresquito como lechuga
y veloz como una oruga,
como si yo fuera de aire,
¡me hizo el más grande desaire!
sin torcérsele una arruga.



 


V


Ay,
ay,
ay....



 


(Encima…no se fue solo
el tremendo fanfarrón,
a cualquier caparazón
encaraba… como Apolo…)

Ultraje, despecho, dolo,
no me alcanzan sustantivos
para contarles, amigos,
cuánto duele esta derrota,
que me tiene el alma rota
y todo el cuerpo vencido.



 


VI

No contento con pasarme,
ni siquiera me miró,
simplemente me ignoró
tuvo el tupé de ganarme,

y como el mal se conjuga
si intentás disimular…

 

oí a mi público aullar:


¡Se te escapó la tortuga!













































 
Se me escapó la tortuga...
























¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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