DETENERSE ES MORIR







¨Detenerse es morir y el viento lo sabe¨  (F. Ossandón)









I

Detenerse y morir
son idéntica cosa.
Ossandón lo escribía
con su letra preciosa.


Y que ¨el viento lo sabe¨,
lo sabemos. Se nota
cuando calla en las tardes
que el calor nos sofoca,


cuando duerme su nana
en lo azul de las olas,
cuando aquieta en un trazo
el perfil de las hojas.



 
II

Sin embargo yo estuve
bien anclada en tu boca
por más años que risas,
con más llanto que rosas…


Y me fui acostumbrando
al buril de la roca,
al dolor del silencio,
al correr de las horas.


Y en el dulce letargo
de este amor cuenta gotas,
yo morí por un rato
en tu edénica sombra.


Y fue vida en la muerte,
y fue aroma de rosas,
y fue un gozo abrazarte
con mis dos alas rotas.



 
III


Pero al fin, me alejé…
(como el mar de la costa)
con delirios de versos,
con desdén de gaviota,


dibujando en el aire
un camino de alforzas,
inventándome apuros,
sopesando derrotas.




 
IV


El que frena se vuelve
una estatua vidriosa,
un juguete sin vida,
un trasunto de rocas.


El que frena se rinde,
se deshila, se agota
como cesa la arena
de un reloj sin la hora.


El que no continúa
firma al pie su derrota,
mortifica su espada,
se resigna a la sombra.


Y se entrega sin lucha,
y se muere de a gotas
como dócil oveja
desangrada en su cota.










 
 
 
 
 
Detenerse y morir
son idéntica cosa.

Ossandón lo escribía
con su letra preciosa…


















1:42 AM







Cuando el murmullo declara su veda,
cuando se acallan por fin los motores
y en la tiniebla de los monitores
sin voz ni voto las palabras quedan.


Cuando la noche avanza a paso lento
con dos agujas finas relojeando,
y los chiquitos se duermen soñando
con fantasías gestadas en cuentos.


Cuando las máscaras se depositan
en el costado, que sangra verdades,
cuando no quedan más que realidades,
cuando ese nombre callado se grita.


Y el día entero resignó su causa,
y los estruendos no tienen más eco,
y la vigilia es tan vasta que el hueco
es un vacío sin prisa ni pausa,


nos damos cuenta que la mente ansía
que percibamos su terco ajetreo,
¿y el corazón? que todos sus deseos
se manifiesten con franca osadía,








que nuestra propia sangre es la que insiste,
y que el silencio… en realidad no existe.

















INSTRUCCIONES PARA UN EPITAFIO








No me busques acá.


 


 

No me busques en el mármol
ni en la tierra
ni en las flores
ni en las cruces.

 


¿Alguna vez me viste emparentada
con la tierra,
con las flores,
con las cruces…?





 


Buscame en otros lugares,



 





en otras cosas,






 







en las tardes infinitas del verano,
en la música trivial de las chicharras,
en las noches del insomnio indestructible
o en el humo del café, que sube lento,


en la dulce sencillez del mate amargo,
en un vuelo de palomas a tu paso,
o en las páginas que nombran los espejos
y la arena y el puñal y el laberinto,


o en los ojos de mi hija, la más chica,
o en la esquina de la vuelta de tu casa,
más al sur, y tan cercana y ya tan lejos,
o en un dije cuyo azul no gasta el tiempo,



y en los versos,

en los versos…

















Pero no me busques acá.

























CONFESIONES DE UN ELEFANTE


















Una hoja de otoño, un remedo
de ceniza dispersa en el viento
pisoteada y sin luz. Hoy me siento
una grieta en un cristal de miedo.


Me intimida el ratón en el suelo,
me amedrenta un león invisible,
me acobarda un puñal intangible,
me amenaza una nube en el cielo.


Arquetipo de tallo quebrado,
atributo de rosa marchita,
un reflejo de sombra infinita,
un ejemplo de grito callado.


Como un viejo árbol sin sustento
a la par del río, así me siento…



























AETERNITAS















¿Ves esa rosa? esa rosa nueva
que se complace en mostrar su hermosura,
que está ufanada en exhibir tersura
y entre el común de las flores se eleva.


¿Sabrá su roja Majestad que el viento,
el sol, el frío y el tiempo invencible
destrozará su belleza increíble
sin la menor piedad ni miramiento?


¿ Y que algún día, fortuito e incierto,
será tan sólo el recuerdo invisible
de un esencial arquetipo intangible,
como nosotros... (como cada muerto) ?



Lo que es precioso, aunque desaparece,
en atributo, siempre permanece.













LO INEVITABLE




















A la arena inconstante nadie intente
prolongar su caricia aunque lo quiera,
o tratar de frenarla en su carrera
progresiva, indómita y silente.


Si una palma cismática es el puente
para hacer que se escurra tan ligera,
nadie apueste a la errática quimera
de cambiar su atributo de insurgente.


¿ Cuántas veces tratamos en la vida
de pararnos para torcer el viento ?
¿ Cuántas noches negamos el momento
de tener que enfrentar la despedida ?


¿ Qué temor, qué misterio, de qué suerte
estarán revestidos los instantes
que precedan la última y triunfante
majestad implacable de la muerte ?


 


Un minuto que pasa es un diamante
que en el mar se diluye lentamente,
que vivir es morirse dignamente
caminando con fuerza hacia adelante.



 



¿ Habrá letras, poesía, albedrío,
en el otro paraje, en la otra estancia ?
¿ Seguirán existiendo las distancias ?
¿ Estarás esperándome, amor mío… ?









 










¿ Habrá letras, poesía, albedrío ?

¿ Estarás esperándome, amor mío… ?
























 

A una amiga,


























qué es eso, cortazarita,
pichoncito de cronopio,
de andarle recordando al estanque
que alguna vez fue mar;



qué es eso, mocosa,
compórtese carajo,
de hacerle ver a la brisa
que todavía tiene pasta de viento;



qué es eso,
ubíquese che,

de sembrar estrellas en la oscuridad


y volverse a casa así



como si nada.

















 





PAYADA DEL ¨YUYO PARA OLVIDAR¨












I


En vano andaba una china
con cuitas del corazón,
empuñando la razón
pa´ restañar tanta inquina.

No encontraba medicina
que domeñara el sentir,
¡y pa´qué le vu´a decir!
que quiso parar el viento
amañando sentimientos
sin saber cómo seguir…


 
II

La cuestión es que la pobre
se dio cuenta tarde y mal
que ante el amor, no hay puñal
ni coraje (aunque le sobre),

ni paño para el salobre
y angustioso lagrimero,
que pueda enfriar el cuero
cuando acomete un volcán,
ni Dios, ni cura, ni San
Benito el más milagrero…



 
III

Entonces rancho pa´fuera
sembró el ¨yuyo del olvido¨,
conociendo que es sabido
que de olvidar no hay manera,

y que es pura palabrera
de ningún modo veraz,
porque sólo encuentra paz
el alma que se convence
que la razón nunca vence
si el que late, quiere más.


 
IV

La cuestión es que en lugar
de que creciera el sembrado,
no apareció en el costado
el ¨yuyo para olvidar¨.

-¡No me pude equivocar!

dijo la pobre chinita
que veía margaritas
asomando por doquier,

- Querer dejar de querer
-se dijo refunfuñando-
es el error más nefando
en el que pude caer…


 
V

No es fácil la aceptación,
pero es grande el beneficio,
el amor obra de oficio
sin previa autorización.

Y hay que darle al corazón
una espoleada de fe
(quiera o no quiéralo Usté)
y el timón de nuestra vida,

porque es trifulca perdida
andar discutiendolé.

















 










(quiera o no quiéralo Usté... )
















EL VACÍO



















- Che... ¿ y la Poesía ? 



- La ortografía no tiene mácula, eso lo tengo claro, derrapar ahí es pecado mortal. 




- ¿Y la Poesía…?

 
-  La gramática bastante bien, podría mejorar, obvio.



- ¿Y la Poesía…?


- Y la sintaxis zafa, ponele, algunos traspiés, pero los normales, los del discurso, de esos que te pasan desapercibidos.



- ¿Y la Poesía…?


- Ojo, que no es tan fácil como parece esto de la métrica, una vez que tenés el golpeteo de las sílabas en la mente, los dedos se mueven solos.



- ¿Y la Poesía…?



- Y el ritmo, fundamental, ahí no la podés errar, porque es delito, creéme.





- ¿Y la Poesía…?
















 



- ¿Y la Poesía…?











 



- ¿Y la Poesía…?



 












 

- ¿Y la Poesía…?

















CARTA RECIBIDA HACE UN RATO...












I

Tenemos alas. Miranos.
No hay reja que nos habite
ni miedo que nos evite
tender invisibles manos,


y andar el aire, ese imperio
intangible, inabarcable,
de límites impensables,
que encierra el mayor misterio.




II

Tenemos alas. Las cuerdas
no nos ataron los pies.
Nacimos libres, después
burlando toda mancuerda


vamos cumpliendo un destino
precioso, franco, sin vueltas,
encantadas y resueltas
a mostrar un don divino.




III

El don de la Libertad
que no se compra ni vende,
y que sólo se desprende
de la propia voluntad.


Sólo existe un carcelero
y habita en nosotros mismos,
pero es un pobre espejismo,
y hay que quitarle los fueros.




III

No damos explicaciones,
no le tememos al viento,
y no está en nuestro argumento
suplicar contemplaciones.


No nos debemos a un hombre,
no nos encierra una casa,
no nos cubre una coraza,
no nos ata ningún nombre…


Y si nos niegan la mano,
y si nos falta un consuelo,
nos vamos ganando cielo
a buscar otro verano.




III


No somos menos finitas
que tu medrosa existencia,
no nos hieren las ausencias,
no nos desvelan las cuitas.


Nos labramos nuestra suerte.
Y algún día... ¡ igual que a vos !
por un decreto de Dios,
nos va a derrotar la Muerte.


Y en ese mismo momento,

no vamos a andar pensando,
ni tejiendo, ni llorando
ningún arrepentimiento.












Tenemos alas.

Miranos.

Son el ángel que nos salva.

Y aunque sea, con el alma,

copianos.
















¨ En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨ (J.L.B.)

¨  En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.¨   (J.L.B.)
Silvina Grimaldi Bonin (ARG)

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