Karmelo C. Iribarren
Vaya a secar las
lágrimas vertidas,
vaya a barrer las hojas por montones,
vaya a vaciar a fondo los cajones
de los paisajes rotos de su vida.
Vaya a guardar en cajas ordenadas
lo que por fin ha dado por perdido
y condenar al sueño del olvido
tanta reunión de causas devastadas.
Vaya a dejar abiertas las ventanas
para que el aire imponga su alegría
y el sol celebre así su epifanía
con un torrente aurífero de ganas.
Y entierre todos los amores viejos,
clausure todas las tristes memorias,
ponga un precinto negro a las historias
que se aburrió de proyectar su espejo.
Y póngase a vivir. ¡ Que no se pierda !
su adoración por vésperos y lunas,
por los tableros moros, por la cuna
que sus dos manos templan con seis cuerdas.
Pero, le pido - que en todo ese rito -
no pase a archivos lo que yo le he escrito.
Le pido poco…
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5 comentarios:
Puede ser un buen consejo.
Lo que sí es que seguramente no sos fácil de olvidar, como tampoco creo que sería desearle hacerlo. Ni a tus escritos.
Besos.
Te pido toda.
Besos.
Lo que pasa es que tú, como la protagonista del poema de Iribarren, eres de las que nunca terminan de pasar.
Besosylunas.
Qué decirte, si lo leo y lo releo desde las letras que no he escrito ... desde los pensamientos que tampoco dejan de pasar ...
:-(
Un beso, SIL.
Olvídese de todo....!!! menos de mí... ;)
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